y volver a ser niños y hacer esas pompas, aquellas en las que te sensuciabas la cara entera y la ropa o el pelo, y la única preocupación era la riña de tu madre al llegar a casa; pero aún así, uno seguía con sus pompas y su roll de chicle.
Todo es como un círculo, todo está cerrado y la gente cambia igual que el aire. Hay días con ráfagas de 100km/h y días en los que ni la arena de la playa vuela. Días en los que ni esa cometa que quiere levantar un niño vuela.